Nuestros chicos ya tienen precio por Dorita de ASDE

Nuestros chicos ya tienen precio

Esta vez consiguieron superar el límite del asombro y la indignación…Y, como en tantas ocasiones, volvemos a preguntarnos si estos resultados estaban sádicamente previstos o son consecuencias de negligentes improvisaciones.

Ya es conocido el abandono en que está sumidas las escuelas públicas, tanto en infraestructura como en recursos materiales y humanos, por lo tanto no vamos a ahondar en ese tema, que, además, es el resultado de tener un ministerio sin presupuesto propio.

Eran esperables repercusiones por la entrega de los 1.200 dólares en estampillas a los alumnos que se recibieran (más allá del supuesto lavado barato de dinero).

¡Y ya empezaron a sentirse en los establecimientos escolares dichas repercusiones!

Algún distraído pensará que es algo prematuro, pues recién en diciembre se reciben, pero para esa fecha ya pasaron las elecciones, y para solucionar ese “defasaje”, se las entregan a los chicos en agosto, y sin necesidad de aprobar las materias de sexto año, basta con no tener ninguna previa.

Pero algo se planificó, una mesa más de examen en mayo, donde los profesores, en tribunal (tres por cada mesa o asignatura que se rinda), dejaron a los alumnos sin clase para tomar examen.

Pero no importa el abandono momentáneo de los cursos o las horas de clase perdidas, lo fundamental es que aprueben las materias previas para cobrar los dólares…

Y los padres preocupados se acercan a las escuelas a presentar sus miedos a docentes y directivos, en algunos casos llegando hasta oficinas del ministerio… y es lógico, ahora está en juego algo importante… La plata.

Y no me queda más salida que preguntarme ¿Qué sentirá ese alumno cuyo padre no vino cuando tuvo problemas con el aprendizaje? ¿Qué no estuvo presente cuando rindió mal los recuperatorios? ¿Qué no reclamó más horas de clase o mejores condiciones para que su hijo estudiara?

¿Qué lectura puede hacerse de un cuestionamiento que solo reclama aprobar? Nadie pregunta por el nivel de conocimiento del profesor, por su interés en la formación del alumno, por su práctica docente…

Pobre niño, parece que llegó el momento de rendir sus frutos y no preocupan los conocimientos logrados o los valores adquiridos, la motivación son las mil doscientas “posibilidades” que pueden llegar a perder.

Y empieza el dilema del docente, las necesidades del alumno económicamente necesitado, el peligro que representa la frustración del alumno violento o con padres violentos…

Y ni que hablar de la línea que bajan de arriba… Porque esta “maravillosa idea” de cambiar el compromiso con el saber, como camino a la superación personal en todos los aspectos, por el pago en efectivo (o estampillas) del esfuerzo de hacer lo correcto, define en el adolescente cuales son las metas que deben orientar su hacer de ahora en más.

Una vez más deja de importar la calidad educativa y solo buscamos estadísticas que ubiquen a la provincia en mejor posicionamiento.

Y los protagonistas de la Educación pública, alumnos y docentes, son nuevamente bastardeados…

Parecen que algunos olvidaron que: la Educación Pública no se vende y tampoco se compra.